La visita de AMLO a Estados Unidos: sometimiento político, protección de los intereses económicos y apoyo a la reelección de Trump

Por: Miguel Ángel Urrego

La visita del presidente mexicano a su homólogo estadounidense Donald Trump ha demostrado las prioridades políticas y económicas de Andrés Manuel López Obrador y su férrea defensa del neoliberalismo, más allá de su aparente discurso de izquierda. Tal circunstancia se manifiesta en varios acontecimientos. El primero el momento en que se presenta el encuentro. Estados Unidos atraviesa por una de sus mayores crisis generadas por el descontento popular, la exacerbación del racismo, cifras históricas de desempleo y altas tasas de infecciones y muertes por Covid-19. Esto ha generado una fuerte crisis de legitimidad del gobierno de Trump, quien sin embargo aspira a su reelección en las próximas elecciones presidenciales. Como en el pasado, Trump mueve el escenario mexicano para tratar de relanzar su candidatura y por ello necesitaba mostrar que aún tiene seguidores e influencia en el contexto internacional y los pocos presidentes que le pueden hacer el coro sin objeciones son López Obrador, Iván Duque y Jair Bolsonaro. Así que empleó la carta mexicana con la intensión de mostrase influyente internacionalmente, congregar a los empresarios y ganar el voto latino.

El segundo hecho es que el encuentro más que entre dos gobiernos se dio entre los sectores empresariales más poderosos de los dos países. La razón de esta particularidad del encuentro radica no solamente en el relanzamiento del TLC, denominado ahora T-MEC, sino que a Estados Unidos le urge que su socio comercial se lance a reactivar la economía de inmediato y a seguir sus recomendaciones para la “vuelta a la normalidad”. La comitiva mexicana estuvo compuesta por hombres de negocios de la talla de Carlos Slim y los representante de las empresas más poderosas del país: “Olegario Vázquez Aldir, presidente del Grupo Empresarial Ángeles; Carlos Hank González, de Grupo Financiero Banorte; Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas; Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa; Daniel Chávez, presidente de Grupo Vidanta, y Miguel Rincón, dueño de BioPappel y compadre de López Obrador”. Además estuvieron: “Patricia Armendáriz Guerra (Financiera Sustentable); Carlos Bremer Gutiérrez (Grupo Financiero Value); Francisco González Sánchez (Grupo Multimedios); Marcos Shabot Zonana (Arquitectura y Construcción), y Carlos Slim Helú (Grupo Carso)”.

El tercer hecho es que esta composición de la comitiva dejó a un lado los temas que no eran estrictamente económicos. Por ello López Obrador se negó a entrevistarse con representantes de los migrantes. Este tratamiento al tema de los migrantes evidenció el servilismo de AMLO ante Trump. En efecto, si hay un presidente que haya perseguido a los migrantes ha sido Trump. Amenazó con construir el muro, impuso crueles redadas, intentó el expulsara los “dreamers”, separó a las familias de migrantes y en esta misma semana decretó que los estudiantes extranjeros que no tomaran clases presenciales deberían salir de Estados Unidos, pues bien a pesar de esta acumulación de hechos de manera increíble AMLO declara que Trump ha sido uno de los presidentes que más respeto a dado a los migrantes. En diversos momentos de su visita AMLO elogió a Trump al señalar, por ejemplo que: “Han pasado los años, hemos tenido un buen entendimiento, él ha cambiado completamente su discurso, ayer podía yo, y lo dije, sobre todo en la cena, suscribir sus palabras porque fue un discurso de reconocimiento a lo que los mexicanos han aportado al desarrollo de esta gran nación” (https://www.milenio.com/politica/amlo-trump-cambiado-discurso-mexicanos…). A renglón seguido declaró de múltiples maneras y escenarios, antes, durante y posterior a su visita, que el gobierno estadounidense es “amigo” de México: "el presidente de México quiere seguir siendo amigo del presidente (de Estados Unidos) Donald Trump, pero sobre todo, los mexicanos somos amigos del pueblo estadounidense" o "En mi tierra, en mi agua, quiero mandar un memorándum al pueblo de Estados Unidos: el gobierno de México es amigo del gobierno de Estados Unidos de Norteamérica" (https://www.eleconomista.com.mx/politica/Que-nada-ni-nadie-separe-nuest…). Claro, cuando agitó su campaña electoral López Obrador escribió un libro (Oye Trump) donde catalogó a Trump como racista, lo equiparó con Hitler y señalo que era enemigo de los migrantes mexicanos. Posteriormente AMLO dejó de hablar del tema del muro fronterizo y cuando se hizo presidente abandonó todo su radicalismo verbal y cualquier reclamo al presidente de Estados Unidos (https://www.animalpolitico.com/2020/07/asi-cambio-el-discurso-de-amlo-h…).

El cuarto hecho es que Trump descarta la seriedad del Covid-19. Permanentemente ha minimizado el peligro, se ha negado a usar el cubre bocas, reclama la apertura inmediata de toda la actividad económica, presionó a los gobernadores demócratas que imponían cuarentena y secundó a los supremacistas que se negaban a acatar las normas establecidas por la comunidad científica y además reclamo la “liberación” de los estados que supuestamente eran rehenes de las medidas que restringían las “libertades” individuales. Recientemente impuso que los estudiantes extranjeros que no tomaran clases presenciales salieran del país y que los estudiantes volvieran a clase y amenazó con quitar fondos federales a las escuelas que no retronaran a la normalidad. Pues este mismo libreto lo sigue AMLO, quien se ha negado a asumir una cuarentena total, ha reducido la aplicación de pruebas al mínimo, manipula las estadísticas, no tiene ningún plan de apoyo estatal a ningún nivel, permanentemente cambia los mensajes a la población y se niega a reconocer la gravedad de la situación generada por la expansión del Covid-19. Por supuesto, siguiendo a Trump ha manifestado su deseo para la vuela a la normalidad y por ello ha bajado el nivel de alerta (del semáforo rojo al amarillo) a pesar de que las cifras muestra un gran crecimiento de los infectados y los muertos. Aun así, ya planea el retorno del sistema escolar, aunque dada la estructura federal es posible que muchos estados, como el de Michoacán, asumirán otras orientaciones.

En resumen, la visita de Andrés Manuel López Obrador evidenció que más allá de un supuesto discurso antineoliberal o de izquierda lo que impera es la defensa de los intereses económicos del gran capital, el sometimiento a Estados Unidos y la intensión de colaborar en la reelección de Donald Trump.

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