Pistola Walther 7.65 II

II Uno de sus nietos, compositor fallecido a los 39 años...

Por: Arturo Neira Gómez **

Uno de sus nietos, compositor fallecido a los 39 años en 2017, enredó el asunto. Se llevó a la tumba la idea que le confesara a una de sus tías en el lecho de muerte y ella lo transmitiera a este narrador: “Se quejaba de su suerte: ‘parece que mi nombre –le decía-, igual al del abuelo, hubiera sido maldito. Por eso estoy así. Él, mi abuelo paterno, fue un hombre malo’.”. Añadamos algo más sobre quién fue este músico para percatarnos de la importancia de sus palabras y de paso, nombrándolo, le rendimos un pequeño homenaje: “Capacidad auditiva extraordinaria, de oído absoluto” -según su papá-, lector acucioso en especial de historia, conversador profundo, gestor cultural de IDARTES Bogotá, autor, entre otras, de la obra “Muriendo” ganadora del segundo premio en el Concurso Nacional de Música ciudad de Bogotá 2005 e investigador, creador y conductor del programa de la otrora Radio Difusora Nacional de Colombia “Entre dos océanos, una inmersión sonora en el universo de la música colombiana”, iniciada la década de 2000.

Intentemos explicar la percepción del autor de “Muriendo” sobre su abuelo. En mi criterio injusto por desechar y no ampararlo con la presunción de buena fe, ya que subjetivamente, sin evidencias, él construyó el concepto errado sobre la baja condición humana de su antepasado, por el solo hecho de haber sido militar. En un entorno del país histórico fracasado, fatal, con crímenes de lesa humanidad recurrentes, entre ellos los de Estado, particularmente atribuidos al ejército, como lo fue la Masacre de las Bananeras en 1928, y a finales del siglo anterior y primera década del actual, la responsabilidad achacada a las FF.AA. por omisión o acción en masacres perpetradas por paramilitares, y más de 3000 ejecuciones extrajudiciales ocultadas bajo el eufemismo de “falsos positivos”: jóvenes humildes, entre los años 2002 y 2010, convocados con engañosas ofertas de trabajo, ellos se presentaban, ilusionados, se les llevaba a algún lugar remoto donde eran asesinados y después exhibirlos por los medios de comunicación como guerrilleros abatidos en combate. La finalidad era sembrar en la opinión pública la idea del “principio del fin” o próximo exterminio total de la insurgencia armada izquierdista, desmoralizar a los milicianos y guerrilleros, y cobro por agentes militares y policiales de incentivos ofrecidos por el Gobierno por cada subversivo dado de baja. “No estarían cogiendo café” –se le escuchó decir en varias cadenas radiales y televisivas al Presidente de la República de entonces, tratando con la re victimización de exculpar de los crímenes a los causantes y por supuesto al Gobierno Nacional.

Con estos y otros hechos, como el escándalo de 2005 sobre 800 fosas comunes descubiertas a lo largo y ancho del país, donde reposan miles de desaparecidos, él, el hombre de la ‘7.65’ fallecido en 1974, no tiene nada que ver. Mas surge la duda de si estuvo en los hechos del 6 y posteriores días de diciembre de 1928 en Ciénaga, Sevilla y otros municipios, donde ocurrió la Masacre de las Bananeras; por entonces tenía 23 años y era subteniente del ejército.

Pero avancemos, para que su nieto descanse definitivamente en paz, sobre la participación o no de su abuelo en estos desgarradores acontecimientos. A su vez, por añadidura, contribuyamos a despejar las dudas de nuestro interlocutor, perturbado por imágenes que se le aparecen hasta escuchando música, de un supuesto “padre criminal” que “siempre portaba un arma de fuego y dormía tranquilo pues bajo la almohada estaba lista su Pistola Walther 7.65”.

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* http://www.lanavajasuizaeditores.com/libro/la-casa-grande/ La casa grande: «Esta manera de escribir la historia es una espléndida lección de transmutación poética» Gabriel García Márquez. Y https://www.revistaarcadia.com/impresa/especial-arcadia-100/articulo/ar… : “…Álvaro Cepeda le dice a su interlocutor, Alejandro Obregón: “¿Y qué es la literatura sino la gran historia del mundo bien contada?”. Pues exactamente eso es La casa grande: el testimonio de un macabro episodio de la historia colombiana, la masacre de las bananeras, extraordinariamente fijado a través de una forma y lenguaje literarios que, en este caso, se cristaliza en un estilo desafiante e innovador…” Consuelo Gaitán, 2014/01/23.

** Bogotá, 1950. Psicólogo. Autor del libro de poesía y memoria ‘En la Noche: Desarraigo, Calandayma y otros textos’, Colibrí Ediciones 2014, y la investigación ‘El juego de azar en Dostoyevski’, Tunja 2003.

Capítulo III Pasa las hojas de la edición 190 de octubre de 2005 de la revista Credencial Historia...

(Próxima entrega)

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